jueves, 24 de diciembre de 2009

Huida. El cobarde y el valiente, en ocasiones comparten destinos (y amores)

Bajo la gélida luz de la farola


Con tu adiós camuflado de deseo


Tu abrigo rojo, cometa en retirada


La helada ya marchita nuestro huerto



Aún despierto en un sueño tan querido


Nos faltaron mil caricias con sus besos


Labios secos, pupilas empapadas


Quedo helado, tirito, lloro, muero



Dos inviernos de sueños anunciados


El poder de un torbellino inconveniente


¿Puede ser una dicha inoportuna?


Lo que mueve nuestras vidas, ¿traerá muerte?



Fue tan pronto, mi amor, para el fracaso


Es tan tarde para no caer rendidos


Que el olvido es una meta inalcanzable


No sé bien si lo odio o lo persigo



Mi corazón no escapará de tus milongas


Cortejándote, soñándome contigo


Amarrado a tu cintura tan querida


En tu risa escapará como un furtivo



No navegues, pliega velas, siente el frío,


Dale pausa a tu fatiga enloquecida


Paladea este insólito misterio


De mi espuma, de tu sal, de nuestras vidas

No hay comentarios:

Publicar un comentario