Confieso que fui viento
Un suspiro escapado
Que borró, temeroso,
Alguno de tus signos en la arena
Yo no sé si eran nombres
Ahora ya no existen
Si, embriagado, impulsé unos hechizos
Pudo ser por el miedo
O por el crepúsculo
Acaso fui el mar
¿No es verdad que añoraste el agua amarga
que juntos quizá nunca soñemos?
O el sueño fui yo
O fueron las olas
O no hay nada
Qué azul es el silencio
La intención, ¡qué blanca!
Si ese felino de luz acaricia mis miedos
Qué mortal arañazo dejarían tus huellas
O prefieres el lamento
Que asesina la duda
Y congela las almas
En un paraíso
Sin mar y sin viento
¿Por qué no eres roca?
¿Qué mar puede contigo?
¿Por qué no soy yo agua dulce
despechada de sabores nuevos?
Invisible
La verdad ya no existe
La condescendencia de un dios
O su abrazo certero
Han añadido un nudo
Al enigma imposible de nuestra inocencia
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