(Si vas al bar de hielo, vigila tu corazón. Dicen que, en ocasiones, intenta derretirlo todo)
En el fondo más profundo de mi abrigo
El correo arde, celoso, reclamando
Para sí, mis atenciones.
Inútil intentarlo.
Refugiados en el hielo.
El fuego fuera, pero tus ojos dentro
En este trance bautizas
Mis labios con los tuyos
Acaricias con tu piel
Mi asombro cautivado
Del humo que entre besos y silencios
Envuelve este paisaje de cristales
Emana un hechizo embelesado
Mi mano entre tu mano
Y el tiempo, generoso, congelado.
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