(Inspirada en un paseo en mi querida Marlin por el Embalse de Picadas, una joya escondida donde vive una nutria que es mi amiga. No lejos hay quien afirma haber visto sirenas)
Corto la bruma helada
que trémula se
arrastra sobre mi regazo
y acompaso a mis
paladas el lento devenir de un corazón
agradecido de alargar
el espacio entre latidos
con vaivenes y
profundas soledades
Pierdo y desbrozo las
horas cortas
cruzando las nubes
hacia tu abrazo,
niebla cómplice,
amante que disfrazas
mis anhelos
Aire fiel exhalan los
pinares que te escoltan
obligándome a negar
mis horizontes,
a adoptar la paz
miope,
el abandono en el
estanque de lo incierto
Entre valses de
quietud
mi nave suda, rezuma
y escarchea
Puñal que rasga las
ondas,
dura entraña enamorada
de las aguas
Mientras, Itaca
fulmina mis paladas
El camino incierto
del viajero sin pasado
se despereza entre
sudores y exorcismos
Y anhelo
la vida sin final
El libro sin
capítulos
La historia en una
página
El infinito río
donde, al cabo,
poder morir en el
meandro que escoltó
a la ola para besar
la arena
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